jueves, 22 de octubre de 2020

Temporal

—Pensaba que tardarías en volver.
—Yo también, pero me llegó una carta con tu nombre. 
—¿Y qué me has venido a decir?

Desplazó su huesuda mandíbula hacía abajo y pude ver sus blanquecinos dientes, intentó mostrar algo parecido a una sonrisa irónica.

—Eso ya lo sabes, aunque aún no lo hayas querido aceptar. Quería traerte algo antes, quiero que lo cuides bien, es muy importante para mí, no lo pierdas.

Metió la mano en el bolsillo y extrajo lo que en apariencia era un collar con la cadena plateada y una joya azul que adornaba como una especie de medallón con una apertura en el lado derecho.

—Es un regalo que te hago, protégelo porque te será muy útil allá donde vas a ir. —lo colocó sobre la palma de mis manos y volvió al sillón.

—¿Para qué sirve? —lo alcé para poder verlo en diferentes ángulos ya que era difícil con la poca luz que ofrecía la noche. 

—No puedo decírtelo, porque yo tampoco lo sé, me fue otorgado hace mucho, por suerte jamás tuve que darle utilidad. Espero que puedas descubrirlo tú mismo por los dos. Cuídate.

Se levantó despacio y se dirigió a la ventana, un caballo negro le esperaba abajo. Después de un pequeño esfuerzo batallando con las ramas de los árboles logró caer a la perfección sobre él. El caballo relinchó y se levantó a dos patas, la muerte le agarró de su musculado cuello y juntos se alejaron hacía el horizonte hasta desaparecer en la oscuridad. 

Me libré, aún si saber bien cómo, una vez más de su afilada guadaña.. no fue la última vez que nos vimos desde luego, pero eso es otra historia




Ilustración de Nicolas Navarro. 

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