martes, 22 de septiembre de 2020

GLUTTONY

Si no tengo hambre pero no puedo dejar de comer. Es un círculo vicioso.

Un miedo intenso recorre tu cuerpo, le acompaña un hambre irracional, no es mucho pero es suficiente. Comes y ni siquiera entiendes por qué, quizá porque tienes miedo. El vacío en tu interior quiere abarcar la inmensidad, intentas reducirlo con comida, pero es como un agujero negro, cuanto más absorbe más grande se torna. 

¿En qué momento el alimento se volvió algo destructivo? ¿Por qué lo que nos da la vida también nos convierte en adictos?

Parece algo casi instintivo. Incluso primitivo. Nos hace abandonar todo raciocinio y nos impulsa a devorar como bestias salvajes lo que esté a nuestro alcance. Tiempo después llega el arrepentimiento, el por qué habré hecho eso si ahora mi cuerpo se deforma y ya no se ve bonito. 

El estrés puede ser nuestro peor enemigo junto a la enorme ingesta de comida, pero hay cosas que hacen más daño que la gula. Las opiniones no demandadas.


Ilustración de: Marija Tiurina.


No hay comentarios:

Publicar un comentario