lunes, 7 de septiembre de 2020

Monstruos.

Los monstruos también lloran sólo que lo hacen en la oscuridad, apartados de la firme mirada de Dios. Abandonados, solitarios y deformados por una imagen de si mismos que no existe.

Palpitantes pensamientos que inundan sus mentes, les gustaría gritar pero se ven impotentes ante todo lo que les rodea. Quieren elevarse, huir, escalar, pero no pueden, no porque sean incapaces, si no porque se notan débiles, apáticos, ajenos. Extraños en un mundo que no les corresponde, acoge o consuela. 

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