viernes, 25 de diciembre de 2020

Desde que él se apagó.

Estoy muriendo desde que él se apagó. Su calor me mantenía con vida, hacía mis días mucho más sencillos y agradables pero, como todo, no podía durar para siempre.

No era la única que se beneficiaba de él, pero aún así, como de una perfecta harmonía se tratase, a todos nos mantenía a salvo.

Ni por asomo era el mejor del universo, había muchísimos otros mejores que él, más grandes y fuertes. Incluso había temporadas donde tenía ataques irracionales de ira que nadie sabía entender, pero era nuestro líder y de alguna forma nos hacía sentir parte de una familia.  

Aunque todo esto se vió alterado por las circunstancias. Enfermó y con el tiempo nos fue afectando a todos, sobretodo a mí, que siempre he estado llena de vida y era la que más le necesitaba.

Ahora ya no está, yo estoy muriendo y conmigo todo lo demás, porque ya no se conocerá la vida y la muerte, porque conmigo termina todo. 

jueves, 22 de octubre de 2020

Temporal

—Pensaba que tardarías en volver.
—Yo también, pero me llegó una carta con tu nombre. 
—¿Y qué me has venido a decir?

Desplazó su huesuda mandíbula hacía abajo y pude ver sus blanquecinos dientes, intentó mostrar algo parecido a una sonrisa irónica.

—Eso ya lo sabes, aunque aún no lo hayas querido aceptar. Quería traerte algo antes, quiero que lo cuides bien, es muy importante para mí, no lo pierdas.

Metió la mano en el bolsillo y extrajo lo que en apariencia era un collar con la cadena plateada y una joya azul que adornaba como una especie de medallón con una apertura en el lado derecho.

—Es un regalo que te hago, protégelo porque te será muy útil allá donde vas a ir. —lo colocó sobre la palma de mis manos y volvió al sillón.

—¿Para qué sirve? —lo alcé para poder verlo en diferentes ángulos ya que era difícil con la poca luz que ofrecía la noche. 

—No puedo decírtelo, porque yo tampoco lo sé, me fue otorgado hace mucho, por suerte jamás tuve que darle utilidad. Espero que puedas descubrirlo tú mismo por los dos. Cuídate.

Se levantó despacio y se dirigió a la ventana, un caballo negro le esperaba abajo. Después de un pequeño esfuerzo batallando con las ramas de los árboles logró caer a la perfección sobre él. El caballo relinchó y se levantó a dos patas, la muerte le agarró de su musculado cuello y juntos se alejaron hacía el horizonte hasta desaparecer en la oscuridad. 

Me libré, aún si saber bien cómo, una vez más de su afilada guadaña.. no fue la última vez que nos vimos desde luego, pero eso es otra historia




Ilustración de Nicolas Navarro. 

miércoles, 14 de octubre de 2020

Baraja Inglesa

Llevaba sintiendo el abandono mucho tiempo, había soñado con una estabilidad efímera toda su vida, esa estabilidad que sólo se encuentra en los castillos de naipes. 

 Ojalá Miranda la hubiera encontrado en una amistad, en el amor o en la familia. Desde niña había sido una maestra en los juegos de azar y aunque solía hacer trucos de magia quien realizó el mejor truco de escapismo fue papá, ya que un día salió por la puerta y no volvió a aparecer nunca más. Fue un truco que realmente le sorprendió. 

 Con el paso del tiempo aquello influyó mucho en Miranda, ella también hacía desaparecer la materia líquida de las botellas de alcohol, también usaba el escapismo para huir de las relaciones cercanas por miedo a que volvieran a abandonarla y sobretodo le encantaba apostar.

Apostaba a cualquier cosa, carreras de caballos, ruleta, blackjack, incluso al ajedrez si pillaba a alguien lo suficientemente inocente como para aceptar la oferta. Era lo único que podía llenar aquel vacío, el juego la entretenía, la había preparado para pruebas mentales mucho más elaboradas y eso la aislaba de pensamientos intrusivos. 

 No tenía tiempo para nada más, sólo para tréboles, picas y rombos. El único corazón que Miranda ponía en juego era el de la baraja inglesa.


domingo, 11 de octubre de 2020

La llegada

Apareció de la nada y me sobresaltó. Su fino manto le descubría partes de su cuerpo, pisaba el suelo de forma dispersa, como si ya hubiera caminado más pasos de los que nadie se había alcanzado caminar. La luz de la ventana descubría una túnica rasgada por el tiempo que dejaba a la imaginación lo que se ocultaba debajo.

—Pensé que nunca llegarías.
—Sabes que tarde o temprano debo recogeros a todos.

Agarró el viejo sillón que se situaba junto a la cómoda y lo colocó junto a la cama, se retiró la capucha y una especie de escalofrío recorrió mi cuerpo, no había suficientes jerseys de lana de la abuela Clarice en el mundo que pudieran quitarte ese frío.

—¿Había mucho tráfico? —pregunté a modo de burla.
—Lo normal.. ya sabes cómo funcionan estas cosas, hay días que la lista es más larga que otros.

El viento colocó una nube por delante de la luna y volvió la completa oscuridad. Intentaba que no se notara la inquietud que pesaba sobre mí, no era la primera vez que venía pero esta vez parecía la definitiva, y eso que había intentado despistarla todas y cada una de las veces pero cada día que pasaba era mucho más difícil hacerla marchar. 



viernes, 2 de octubre de 2020

Celestial

Estaba agotado, llevaba todo el día de aquí para allá buscándolo, corría de un lado a otro sin detenerse. De pronto, como una sombra, se cruzó delante de él, como si no lo hubiera visto o lo hubiera podido percibir.

El ángel le siguió los pasos y lo agarró del brazo con firmeza, este lo apartó con brusqueda.

—Te he dicho que me dejes en paz. No te necesito, no eres más que un estorbo.

—Mira, no tengo por qué aguantar esto –dijo el ángel– buscaré alguien mejor.

—De verdad lo espero, a ver si así te entretienes y dejas de molestarme. 

Todo el mundo sabe que ser un ángel te convierte en una criatura pura, un ser celestial cubierto de luz y magnificencia, pero estaba muy exhausto, llevaba mucha carga sobre sí y sólo quería pegarle una angelical patada en su culo. Así que respiró hondo, su aura comenzó a tornarse rojiza y su rostro dibujó una expresión de ira:

Escúchame, Roger, si vuelves a mentirme pesará más en tu conciencia que en la mía.
No seré yo quién te castigue, pues es el ojo de Dios es que está puesto sobre ti y no el mío.
No serán mis manos las que te suelten, serán de la verdad. Caerás sobre el más profundo abismo, el diablo ascenderá la escalinata de azufre y te acompañará durante esa noche y todas las que estén por venir. Si vuelves a hacerlo, no sólo estarás inclumpliendo tu palabra, también el contrato que tienes con Dios.
Así que procura no hacerlo porque al hacerlo estarás condenando tu conciencia para la eternidad.



Ilustración de Amiri Bennett: 

domingo, 27 de septiembre de 2020

WRATH

Podía verse en su mirada el más terrible de los horrores. Una especie de mezcla entre miedo e impotencia recorría cada poro de su piel. 

Había tenido que pasar su juventud huyendo del hambre y la guerra. ¿Su compañía? La ausencia de su familia, el dolor de la pérdida y el frío de la noche.

Golpeó la mesa con el puño, hacía un contraste entre el color de su piel con el tapizado. Miró a Jack y no pudo evitar escupirle con toda ferocidad.

No podía creer que tuviera ante él al monstruo que le había destrozado la vida. Parecía uno de esos blanquitos que sólo con mirarte ya insinuaban que eran superiores a ti, pero ese blanquito no era un blanquito corriente, ese blanquito había asesinado a sus padres a sangre fría.

Daren se fijó en su americana verde, en ella colgaban tres medallas conmemorativas por todas las muertes que había causado. A este cerdo lo han elevado como a un héroe mientras que a mí me han metido en una jaula, como un animal, por querer ser libre. 

Sus ojos se tornaron blancos y la venganza se cambió de bando. Había pasado por tanto que ya no tenía miedo de nada, ni de nadie. Así que con la velocidad de un rayo intentó arrebatarle la pistola de encima pero no pudo ser tan rápido. 

Cuando quiso darse cuenta, Daren tenía un agujero en la cabeza. Observó a su asesino y pensó en lo curioso que era que alguien pudiera carecer de corazón. 

Sintió lástima, porque él pudo marchar libre de ira, mientras su enemigo viviría impregnado de ella por siempre.


Ilustraciones de: Marija Tiurina.

sábado, 26 de septiembre de 2020

ENVY

Pensaba que no era importante. Observaba con detenimiento su alrededor, veía ropajes que no podía vestir, comida que no podía degustar, una vida que no podía poseer. Su bajo estatus social la reducía a una vida de simpleza y mediocridad. 

No sabía leer, ni apenas escribir. La escolarización parecía algo tan lejano para una persona como ella. El sueldo de sus padres se perdía entre tantos hermanos. El pequeño recibía una gran cantidad de atención, el mayor una gran cantidad de elogios por su enorme ayuda a la familia, mientras tanto, ella, en el medio, pasaba lo suficiente inadvertida como para que mamá a veces olvidara su nombre o incluso la confundiera con otro de sus hermanos.

Deseaba con todas sus fuerzas tener algo mejor, estaba segura de que podía alcanzarlo, porque ¿qué eres si no tienes nada? Pues eso, ¿no? Nada. Una insignificante mota de polvo en el universo. Una persona carente de valor porque todos sabemos que cuanto más tienes más vales.

Así que hizo todo lo posible por ascender. Se alejó de su familia a muy temprana edad, trabajó, se casó con una persona de fortuna, se relacionó con los amigos de esta y vivió muchos años rodeada de lujos pero.. No logró alcanzar la felicidad.

Quizá el dinero ayude pero si es cierto que hay cosas que son reales, que contienen un valor.. que el dinero no puede ofrecer. Ella perdió no sólo su tiempo buscando algo que no logró hallar, si no también otras muchas cosas que día a día están a nuestro alcance y no disfrutamos por envidiar lo que otros tienen. 


Ilustraciones de: Marija Tiurina.



viernes, 25 de septiembre de 2020

LUST

¿Me hablas tú de lujuria?

Tú que la reduces a la carne, a lo sexual, como si lo íntimo no pudiera hallarse en una mirada, un roce, una sonrisa.

Tú que no has abrazado con todas tus fuerzas deseando que jamás se fuera de tu lado.
Me hablas de lujuria tú, que nunca te han temblado las manos al sujetar las suyas.

Tú que crees que lo corporal es crucial, que conoces las más bajas pasiones, que te impregnas de todo tipo de situaciones y eres incapaz de encontrar el anhelo en unos ojos cómplices. Emocionados de poder sentirte, sonreírte y encontrarte.

Subestimas el resto de sentidos por no poder encontrar en ellos una pizca de lujuria.


Ilustraciones de: Marija Tiurina.

jueves, 24 de septiembre de 2020

PRIDE

La verdad es que este pecado tiene dos caras, es como una moneda, como un personaje de DC, como una discusión. 

Por un lado, la satisfacción, la atención, la glorificación que sentimos al cumplir un objetivo, un sueño, una dificultad. Nos llena profundamente de: orgullo. Y no es algo malo si no se cruza la línea de la soberbia. Nos hace sentirnos realizados, parte de algo más grande, importantes.. y eso está bien. 

Pero por otro, existe el gemelo malvado, el ignorado, el problemático, el Hugo de nuestro Bart. El que es capaz de reparar parejas, amistades e incluso familias enteras.

Un monstruo de dimensiones titánicas al que hemos tenido que batallar alguna vez. 
Aunque es un pequeño parásito podemos verlo de diferentes formas. Se mueve con distintos ritmos y pocos son capaces de enfrentarse a él sin la más mínima protección. La sobreestimación propia, la necesidad de obtener la razón máxima y la invalidación del resto son los síntomas más graves que puede llegar a causar en los seres humanos.

A veces olvidamos que hay virus en nuestra conducta que son más peligrosos que el COVID-19. 



Ilustraciones de: Marija Tiurina.


miércoles, 23 de septiembre de 2020

GREED

Era un hombre tan rico que descansaba sentado en un trono rodeado de monedas de oro. Sonreía consciente de todo lo que poseía, acariciaba con sus asperas manos el terciopelo acolchado de los antebrazos. Adoraba jactarse de sus riquezas delante de sus siervos que falsamente asentían como símbolo de complicidad.

De lo que no era consciente el pobre rico, era de el agujero que se había formado bajo sus pies por el peso de tal cantidad de oro, y que cada día caía al piso de abajo. 

Era algo que se iba comentando entre los siervos, cada día uno se quedaba con la moneda que se precipitaba por el pequeño hoyo y entre sí repartían sus bienes.

Un día el rico se levantó muy hambriento y pidió a sus cocineros que le prepararan sus mejores comidas y a su siervo cantor que le dedicara una hermosa canción y danzara al compás de esta. Así que el siervo cantor se contoneo, bailoteó y se emocionó. Tanto que de su bolsillo salió una moneda a tal velocidad que paró frente a los pies del señor.

La agarró con firmeza y la colocó en el saco de nuevo. Mandó al cantor a la horca, pues pensó que este le había robado y merecía un castigo, pues el dinero del señor no debe ser usurpado. 

El pobre siervo cantor usó su último aliento para avisar al resto de lo que les iba a suceder si los descubría. Que su muerta no hubiera sido en vano, que quedara en consecuencia su acto.

A la mañana siguiente el rico apareció asesinado, nunca se supo quién lo hizo, si todos o ninguno. A fin de cuentas la codicia se repartió y a ninguno le volvió a faltar nada material. 


Ilustraciones de: Marija Tiurina.

martes, 22 de septiembre de 2020

GLUTTONY

Si no tengo hambre pero no puedo dejar de comer. Es un círculo vicioso.

Un miedo intenso recorre tu cuerpo, le acompaña un hambre irracional, no es mucho pero es suficiente. Comes y ni siquiera entiendes por qué, quizá porque tienes miedo. El vacío en tu interior quiere abarcar la inmensidad, intentas reducirlo con comida, pero es como un agujero negro, cuanto más absorbe más grande se torna. 

¿En qué momento el alimento se volvió algo destructivo? ¿Por qué lo que nos da la vida también nos convierte en adictos?

Parece algo casi instintivo. Incluso primitivo. Nos hace abandonar todo raciocinio y nos impulsa a devorar como bestias salvajes lo que esté a nuestro alcance. Tiempo después llega el arrepentimiento, el por qué habré hecho eso si ahora mi cuerpo se deforma y ya no se ve bonito. 

El estrés puede ser nuestro peor enemigo junto a la enorme ingesta de comida, pero hay cosas que hacen más daño que la gula. Las opiniones no demandadas.


Ilustración de: Marija Tiurina.


lunes, 21 de septiembre de 2020

SLOTH

Saturados de información, obligados a seguir unos horarios establecidos, enlatados en vagones de metal unos junto a otros, amordazados por sistemas de leyes injustos, dominados por otros humanos corruptos ansiosos de poder. ¿Oyes ese llanto? Es la Madre Tierra que cada año agoniza esperando lentamente su fin. 

Nos creemos importantes, más avanzados e imprescindibles para un mundo que hemos destruido con nuestras propias manos, que no nos necesita, que pide a gritos que lo abandonemos. Como una relación tóxica, como un cáncer terminal.

Ajenos al dolor del mundo nos evadimos de toda responsabilidad, jugamos, bailamos, cantamos, nos entretenemos. Dejamos los males mayores a manos de otros, en otras manos más grandes y poderosas, como si eso les hiciera más sensatos y a nosotros menos cómplices. 

Donde predominan el miedo y la tristeza, donde nos amparamos en creencias para no caer en la locura. Evitamos cualquier compromiso que no nos proporcione un beneficio directo. Esquivamos la verdad, damos infinidad de rodeos, nos deshumanizamos, desaparecemos y nos aislamos porque la pereza es uno de los lastres más fuertes en el ser humano. Y así lo será hasta el final de sus días.



Ilustración de: Marija Tiurina.



viernes, 11 de septiembre de 2020


¿Cómo puede ser de noche?

Hace apenas un segundo.. justo antes de parpadear.. yo.. podía alargar mi brazo y acariciar tu piel donde ahora permanece la sábana. Notar la cálida bienvenida de tus brazos y descansar.

Combatir con el arma más poderosa que conozco. Admirar tus ojos, semejantes a un hermoso bosque. Golpea mi corazón, me zarandea y me deja completamente indefensa.

En cambio, tú, frío, distante, como de Neptuno al Sol. Te alejas poco a poco en dirección quién sabe dónde. No miras atrás, ya no te importa.

Ojalá pudiera explicar lo que es, ojalá tú también pudieras sentirlo como yo. Ojalá lo sientas. 

lunes, 7 de septiembre de 2020

Monstruos.

Los monstruos también lloran sólo que lo hacen en la oscuridad, apartados de la firme mirada de Dios. Abandonados, solitarios y deformados por una imagen de si mismos que no existe.

Palpitantes pensamientos que inundan sus mentes, les gustaría gritar pero se ven impotentes ante todo lo que les rodea. Quieren elevarse, huir, escalar, pero no pueden, no porque sean incapaces, si no porque se notan débiles, apáticos, ajenos. Extraños en un mundo que no les corresponde, acoge o consuela. 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Toda buena historia..

Toda buena historia empieza con una petaca de anís, o eso era lo que el abuelo decía.
Nunca había visto a alguien tan sabio como él, así que debía de tener razón también en eso.

Contaba las mejores historias que había oído, podría haber escrito libros enteros sobre todo lo que había vivido. Las personas que más han sentido son las que más tienen de qué hablar.

El alcohol le hacía divagar a menudo, empezaba frases antes de acabar otras. Movido por la nostalgia se le entrecortaba la voz, lloraba, reía, pero sobretodo nos hacía darnos cuenta de lo preciado que había sido el tiempo que le habíamos dedicado.

El abuelo ya no está pero sí conservamos la petaca en la que él bebía, mientras se sumergía en todos aquellos recuerdos alterados, seguramente por el tiempo y el anís.

A veces, cuando le echo de menos la relleno de nuevo y entiendo ese dolorcito en el pecho que me recuerda que aún estoy vivo, que siento, que esta petaca aún le quedan historias que contar. 


Para: @Karaka1792

jueves, 20 de agosto de 2020

Esclavo del mundo y el tiempo.

“A veces me gusta sumergirme en el silencio, como si me lanzara al mar y mis oídos se tornaran inútiles. Olvidar por un rato que soy esclavo del mundo y del tiempo. Acercarme más a mí y alejarme más del resto. Apatizarme, ignorar que alguna vez algo más allá de mí mismo me importó y sonreír. Sonreír como lo hacen los ignorantes, ajenos a todos los males del hombre.”